viernes, 1 de noviembre de 2013

Introducción al Comercio Electrónico

Cada vez somos más los que nos atrevemos a comprar por internet y a pensar que la red también puede ser un lugar seguro para adquirir los productos o servicios que necesitemos en ese momento. Desde el punto de vista del cliente, podemos ser engañados y estafados, pero como en cualquier comercio físico en el que nos dan gato por liebre. Además, debemos tener en cuenta que, por normal general, los productos que pueden ser adquiridos en tienda física o virtual, suelen tener un precio más económico si lo adquirimos online, pues se abaratan muchos los costes para el comerciante.

Son muchas las starts-up que se lanzan al mundo del comercio únicamente por la vía digital. Son menos los riesgos económicos a los que se enfrentan y pueden llegar a esos nichos de mercado más desatendidos, que de otra manera no sería posible. Obviamente, se necesitan de unos conocimientos previos acerca del mundo del comercio electrónico para poder entender en qué consiste y a lo que se enfrentan, puesto que también es fácil malgastar recursos y tiempo en un negocio virtual sin obtener la conversión esperada. Tampoco es oro todo lo que reluce.
También hay otras muchas empresas que combinan la tienda física con la virtual. En su mayoría son negocios que existían antes del boom digital y que se han dado cuenta que era imprescindible adaptarse al entorno online antes de verse obligados a desaparecer por el cambio de los hábitos de compra de los consumidores. Por otro lado, existen empresas que han nacido libremente combinando un modelo de negocio virtual y físico, aprovechándose de las ventajas de cada uno. Simplemente deben encontrar la fórmula adecuada y enfocarse debidamente a su público objetivo.
Hay empresas, muchísimas de ellas PYMES, que no encuentran cabida en el mundo online (o no saben cómo hacerlo) y se decantan por el comercio tradicional desechando la oportunidad online. Sí, claro que existen. En muchos casos son bien justificados, por los objetivos del comercio y el target al que se quieren dirigir; lo que no significa que no se aprovechen de las plataformas y recursos digitales para hacerse publicidad en ellos. Como consejo personal, les pediría que, si deciden expandir el negocio, valoren la posibilidad de atreverse con la tienda online y probar; podrían sorprenderse positivamente y no se requiere de una gran inversión.
El e-commerce, también denominado comercio electrónico, online o virtual, se trata de cualquier tipo de transacción fundada en la difusión de datos sobre redes de telecomunicación. Por tanto, se incluyen todas las operaciones de compra-venta de productos/servicios tramitadas por internet.
Hay diversos tipos de comercio electrónico más allá de la transacción empresa-consumidor (B2C) o empresa-empresa (B2B). Los agentes económicos son empresa, consumidor y administración; de esta manera, existen tantos tipos de comercio como combinación entre éstos son posibles. Sin embargo, dos de los más comunes, el Business 2 Costumer (B2C – Empresa/Cliente) y el Business 2 Business (B2B – Empresa/Empresa).
¿Qué se puede vender en internet? Pues prácticamente todo lo que se puede vender en el mundo físico; aunque, claro está, hay preferencias entre los compradores:
ü Entre los productos (bienes tangibles) más propensos para ser vendidos en las tiendas virtuales, se pueden encontrar:
·         Los electrónicos.
·         Ropa y complementos.
·         Libros.
·         Alimentación.
·         Contenidos en formato de ficheros digitales (música, películas, ebooks, etc.).
ü Los servicios (bienes intangibles) también cobran gran protagonismo en la venta online; de esta manera, los más demandados son:
·         Billetes de transporte.
·         Reserva y compra de alojamientos.
·         Servicios financieros o seguros.
·         Telecomunicaciones (ADSL y telefonía).
·         Entradas para espectáculos.

Una diferencia fundamental entre los productos y los servicios transacciones por internet, es que los productos deben ser enviados a los compradores por mensajería (a excepción de los contenidos digitales), lo que conlleva un coste extra de gastos de envío, y los servicios no, ya que básicamente basta con guardar/imprimir/mostrar la compra/reserva del servicio o contrato.

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